viernes, 23 de julio de 2021

CORO DE NIÑOS PARTICIPÓ EN SOLEMNE E HISTÓRICA MISA EN LA CATEDRAL



El pasado Domingo 18 de Julio, la Diócesis de Huancavelica vivió con gran alegría la ceremonia de Toma de Posesión de Mons. Carlos Salcedo Ojeda, O.M.I. como su nuevo obispo. La ceremonia se realizó en la Catedral y, previas medidas de bio seguridad, contó con la presencia de Mons. Isidro Barrio Barrio, actual obispo emérito; Mons. Salvador Piñeiro, arzobispo metropolitano de Ayacucho; Card. Pedro Barreto, arzobispo de Huancayo, diversos arzobispos y obispos, sacerdotes, religiosas, diversas autoridades civiles y pueblo fiel.



La fe del pueblo huancavelicano se pudo palpar en el recibimiento apoteósico a su nuevo pastor por las calles engalanadas de la ciudad y, especialmente, por la Solemne Liturgia diligentemente preparada con lo mejor de los cantos históricos en quechua, latín y castellano para ser interpretados en el templo más importante de la Villa Rica de Oropesa. En efecto, ante la presencia de feligreses de diversas procedencias, volvieron a resonar con órgano, trompetas, flautas y tubas el himno procesional de Hanaq Pacha (Cusco 1631) y el Ccanmi Dios Canqui (1598) en las voces blancas del Coro de Niños Acólitos, el Coro del Seminario Mayor y el de la Parroquia del Sagrario. La atmósfera litúrgica no podía sino tocar los corazones trasportándonos momentáneamente al gozo del Cielo en la tierra.






La ceremonia inició con las palabras del arzobispo metropolitano quien aludió a la historia de esta joven Diócesis destacando el aporte pastoral de los cinco obispos precedentes. Luego de la lectura de la bula papal, Mons. Carlos Salcedo pasó a tomar asiento en la sede de la Catedral y, entre cánticos de acción de gracias, diversas personalidades, pasaron a felicitarle personalmente. En su homilía Mons. Carlos comentó las lecturas del Domingo XVI que no podían ser más oportunas. Dios promete pastores que pastoreen a su pueblo (Jer 23, 1.6), esos pastores tienen como modelo al Buen Pastor (Salmo 22) quienes deben atender con solicitud a su pueblo aún cuando se sientan fatigados por el exceso de trabajo pastoral (Mc 6, 30-34).






Al término de la celebración se proyectó el video mensaje de Mons. Nicola Girasoli, Nuncio Apostólico en el Perú quien se disculpó el no poder asistir personalmente en esta oportunidad. El Delegado del Clero, P. Rodolfo Paucar, también tuvo unas elocuentes palabras de agradecimiento por los treinta y cinco años de trabajo pastoral ( y diecinueve como obispo) de Mons. Isidro. Pero el mensaje más sentido y emotivo fue el pronunciado por Mons. Isidro quien, al animar a su sucesor a cuidar de los seminarios menor y mayor, se quebró y la feligresía prorrumpió en aplausos en señal de agradecimiento a su admirable labor pastoral. (Casi la totalidad del clero huancavelicano realizó sus estudios en el seminario menor y/o seminario mayor diocesano). 








Finalmente, el Coro de Niños Acólitos hizo su presentación con un elenco variopinto representando al Papa, al Colegio Cardenalicio, la Guardia Suiza y seguido de las niñas con atuendo chopcca. Ingresaron por la nave central y, después de entonar a viva voz el “Himno Pontificio”, ofrecieron al nuevo obispo una presentación de los cinco obispos que tuvo la Diócesis. A cada mención respondía con su vocecilla  “¡Presente!” un niño pequeño con la indumentaria episcopal y salía adelante. De esta manera se hicieron presentes: Mons. Alberto Dettman y Aragón, OP; Mons. Carlos María Jurgens, CSsR; Mons. Florencio Coronado Romaní, CSsR; Mons. Demetrio Molloy y Mons. Isidro. 















Seguidamente diez niñas correctamente ataviadas representaron las diez comunidades religiosas que aquí laboran y constituyen el rostro femenino de la Iglesia huancavelicana: Religiosas Canonesas de la Cruz, Madres Carmelitas, Hermanitas de los Ancianos Desamparados, Misioneras de Jesús Verbo y Víctima (Villa de Arma y Julcamarca), Dominicas del Santo Rosario (Paucará), Ministras de la Caridad de San Vicente de Paúl (Churcampa), Misioneras de San José de Clunny (Acobamba), Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl (Caja Espíritu), Hermanas Franciscanas Misioneras del Niño Jesús (Pampas) y las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús.







El Coro de Niños Acólitos estuvo contituido por niños de Huancavelica, Huaytará, Acobamba y Lircay. También entonaron Himno Nacional, Himno a Huancavelica e Himno Pontificio en la Plaza de Armas para el acto cívico. 









¡El Coro de Niños Acólitos agradece infinitamente a Mons. Isidro su loable trabajo pastoral en esta Diócesis y da la bienvenida a Mons. Carlos Salcedo!
















 

PALABRAS DE AGRADECIMIENTO DEPUÉS DE LA SANTA MISA

 

¡Queridos hermanos y hermanas!

Quisiera que todos, sin excepción os sintierais saludados cordialmente: desde el Cardenal de Huancayo. Mons. Pedro Barreto, mis hermanos obispos, sacerdotes, religiosas, las diversas autoridades, y demás fieles.

Quiero que sean palabras de agradecimiento. En primer lugar agradecimiento a Dios, nuestro Padre común, por haberme dado el regalo de haber vivido y gastado 35 años de mi vida en esta querida tierra de Huancavelica; y haberme dado también la salud suficiente, como para poder decir, que no he tenido ni una gripe, que me haya hecho guardar cama.

Doy también gracias al Papa Francisco y al Sr. Nuncio Nicola Giralosi, por haberme concedido tres años más de servicio, como obispo ordinario en esta Diócesis.

Agradezco también la presencia de mis hermanos obispos, que han querido acompañar a Mons. Carlos en su toma de posesión en el gobierno pastoral de Huancavelica.

Así mismo quiero agradecer la presencia de las diferentes autoridades: civiles, militares, judiciales, tanto pasadas como presentes, por el buen entendimiento que he tenido con todas ellas, y el apoyo que siempre nos han brindado, cuando lo hemos necesitado, tanto en el arreglo de Iglesias Virreynales, como en la edificación de otras nuevas, especialmente las de la provincia Tayacaja.

Cumpliría mal este deber de agradecer, si me olvidara de las autoridades de salud, educación y otras instituciones, como la Universidad Nacional, Poder Judicial por haberme invitado a dirigiros mis palabras de obispo y contar conmigo en eventos propios de vuestras instituciones, demostrando así el interés y valor que dais a la Doctrina de la Iglesia en vuestras diferentes profesiones.

Quiero dar gracias también al Opus Dei, porque sin él yo no hubiera venido a esta tierra y a esta misión. De él y en él he aprendido, a servir a la Iglesia como la Iglesia necesita y desea ser servida, como decía su fundador, san Josemaría: Cuando el difunto Mons. Demetrio Molloy (que en paz descanse) fue buscando sacerdotes a España, que quisieran venir a Huancavelica por unos años, comprendí que esas palabras de servir a la Iglesia como desea y necesita ser servida, Dios me las decía a mí, y que debía ser generoso y desprendido, como san Josemaría decía. En esos años de pleno terrorismo nadie quería venir a Huancavelica de España, y de aquí todos querían salir. A este respecto es oportuno aclarar posibles dudas, dada la falta de información que mucha gente suele tener.

¡Querido Mons. Carlos! No tengas miedo al Opus Dei, porque jamás se meterá para nada en el gobierno de la Diócesis. No solo yo, todos los sacerdotes, sin excepción, te dirán lo mismo. A mí, jamás me dio un solo consejo de lo que yo tenía que hacer, o de cómo lo tenía que hacer. Los aciertos y errores, que yo haya tenido, son cosa exclusivamente mía.

El mundo clerical y religioso (no todos por supuesto) piensan que Huancavelica es una Diócesis del Opus Dei. Carlos, como hermano y sucesor, quiero que conozcas la verdad, desde el primer día: De los 50 sacerdotes que hay en la Diócesis, solo 10 pertenecen, no a la prelatura del Opus Dei, sino a una asociación de sacerdotes diocesanos, que tienen la misma espiritualidad de la Prelatura. Esa asociación se llama Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, y es una de las tantas asociaciones sacerdotales, como hay en la Iglesia y que está avalada por el concilio Vaticano II. Para que te hagas una idea más exacta: hay sacerdotes en esta Diócesis que fueron miembros de esa sociedad, y cuando han querido se han salido de ella. Nunca se me ha ocurrido, ni quererlos menos, ni discriminarlos, ni tratarlos de otro modo. Otro dato: hay varios sacerdotes que los verás vestidos de sotana. Varios de ellos ni son del opus Dei, ni se les ha pasado por la cabeza el serlo; y al revés otros varios van sin sotana y sí pertenecen a esa sociedad sacerdotal.

Así que para que pises en terreno firme, el Opus Dei, ni el Prelado de dicha Prelatura, ni ningún director te dirá jamás lo que debes hacer, ni cómo hacerlo; ni tampoco te darán ninguna subvención económica, porque nunca lo ha hecho, ni lo hará . Podrás preguntárselo tú mismo a cualquiera y te dirán lo mismo.

¿Qué hace entonces el Opus Dei? Dirigir y acompañar espiritualmente a los que libremente lo deseen, formarlos en la doctrina delos Papas y de la Iglesia, ayudarlos a querer a la Iglesia, al Papa y a los obispos, especialmente al de su Diócesis y a obedecerle. A quererse y ayudarse entre sí. Tú mismo lo podrás comprobar.

Dicho esto yo quiero agradecer a todos mis sacerdotes el respeto, confianza, obediencia y cariño que siempre me han mostrado, y ellos saben que entre ellos siempre me he encontrado a gusto y contento; saben que los encomiendo y que rezo por ellos cada día. Esto es lo que el Opus Dei me ha enseñado, pedido y hasta exigido. Tú mismo vas a notar que ya te respetan, te apoyan y te quieren; confía en ellos y confiarán en ti.

Después de esto quiero pedirte una sola cosa: Cuida los Seminarios, los dos: el Menor y el Mayor, que son la niña de nuestros ojos. Cuando el Obispo de mi Diócesis de España me dio el permiso para venir, le puso a Mons. Molloy una condición: “Se va con Usted a poner en marcha el Seminario; si no es así no le doy permiso, que aquí también hace falta. Esa era mi misión, que he procurado cumplir.

Ambos seminarios han costado tanto tiempo, esfuerzos y trabajo. Hemos puesto ilusión en ellos porque pensamos que son los motores de todo trabajo pastoral.

En el Seminario Menor han recibido la educación básica, humana y religiosa centenares de profesionales, ahora repartidos por todo el suelo peruano, que días atrás de modo espontáneo han reconocido y agradecido la educación recibida en los momentos difíciles del terrorismo. En el Colegio Seminario acogimos a cientos de niños y adolescentes que en las comunidades campesinas no encontraban ni educación humana ni cristiana, ni ningún porvenir para el futuro. La mayoría de ellos son ahora profesionales más responsables, que miran con orgullo y agradecimiento a la Iglesia, porque del modo más desinteresado les educó y orientó.

Lo mismo te digo del Seminario Mayor. De él han salido ya medio centenar de sacerdotes. Ellos mismos te podrán dar testimonio, con emoción y orgullo, que en la construcción del Seminario pusieron su trabajo en las tardes, después de las clases de la mañana, como un obrero más. Por eso ahora aman al Seminario como a su segundo hogar. Los que, porque no era su camino el sacerdocio lo dejaron, sembraron en sus familias y en sus comunidades, el amor al Seminario y el reconocimiento del bien que un Seminario Mayor hace, no solo en la Diócesis sino en la misma sociedad.

Por eso te pido Mons. Carlos que cuides los seminarios. Nunca te arrepentirás de ello. De que ambos tengan una vida sana, depende que la Diócesis tenga vida cristiana, en el presente y en el futuro.

Agradecer a las diferentes comunidades de Religiosas, unas ya desde hace 30 años, otras recientes. A todas ellas mi más sincero agradecimiento. Son en total 10 diferentes comunidades. Te puedo decir, querido Mons. Carlos que a casi todas ellas he dirigido retiros, meditaciones, y confesiones. Gracias a Ustedes queridas religiosas, la Iglesia tiene una presencia activa, en muchos ambientes. Cuídalas Mons. Carlos. Cuanto más las cuides dedicándoles tiempo y cariño más te ayudarán y te querrán ellas.

Quiero concluir este rosario de agradecimiento a Cáritas Diocesana, a la que siempre he apoyado y he estado unido. La misma secretaria, te dirá cómo nos hemos entendido siempre.

En fin gracias a tantas personas, y familias, con nombres y apellidos, que habéis estado cerca de mí, con vuestro cariño, trabajo y desvelo.

Que santa María, Madre de todos los hijos de la Iglesia, nos ayude a ser nosotros mismos, a ser diferentes unos de otros, pero a ser hermanos. Esto es lo que hacen las buenas madres y ninguna mejor que santa María, a la que pedimos nos proteja.

Mons. Isidro Barrio Barrio

Obispo Emérito de Huancavelica

 

CRÉDITOS AMORIS OFFICIUM

  AMORIS OFFICIUM (Homenaje a Mons. Isidro Barrio Barrio, Obispo de Huancavelica)     Integrantes del Coro de Niños Acólitos   I...